Una ambulancia usada como ariete embistió una formación policial en plena Ruta Provincial N.º 28. Hay al menos 15 efectivos heridos. SILENCIO OFICIAL.
Por Rubén Pombo
Una protesta que terminó en brutal agresión
El hecho ocurrió el pasado fin de semana en la provincia de Formosa, cuando un grupo de aproximadamente 60 personas de una comunidad originaria de Campo del Cielo, jurisdicción de Las Lomitas, realizaba un corte parcial sobre la Ruta Provincial N.º 28.
Durante las primeras horas del sábado, personal de la Unidad Regional 5 (Las Lomitas), UR7 (Villa General Güemes) y una sección del Destacamento de Desplazamiento Rápido (DDR) intentaron mantener el diálogo para evitar un conflicto. Sin embargo, la situación se desbordó al mediodía del domingo, cuando los manifestantes intentaron cortar completamente la ruta y comenzaron a agredir a los uniformados con piedras, palos y otros elementos contundentes.
La ambulancia como arma: el ataque más grave
En medio del caos, un hecho marcó un antes y un después en la escalada de violencia: un hombre subió a una camioneta oficial—una ambulancia del Centro Integrador Comunitario de Campo del Cielo—y embistió de lleno a la formación policial, que se encontraba de espaldas. Tres policías quedaron atrapados debajo del vehículo. Una mujer agente fue aprisionada contra el capó.
“Les pedían que frenaran, pero seguían tirando piedras. No ayudaron, no se detuvieron”, relató el comisario inspector Raúl Lugo, jefe de la Unidad Regional 5.
Otro efectivo logró subirse al rodado y dar marcha atrás, lo que permitió rescatar a los compañeros heridos.
Estado crítico y silencio político
Dos policías, un hombre y una mujer, permanecen internados en estado crítico en el Hospital de Alta Complejidad de la ciudad de Formosa. Otros cuatro fueron derivados al Hospital Evita con lesiones de menor gravedad, y el resto fue atendido en Las Lomitas. En total, 15 efectivos resultaron lesionados.
Lo más grave no es solo el hecho en sí, sino la ausencia total de repudio oficial ante un intento de homicidio múltiple. No hubo declaraciones institucionales, ni del gobierno provincial ni del nacional, y mucho menos asistencia psicológica o legal inmediata para los heridos.
Una causa que habla por sí sola
La investigación está en manos de la jueza Gabriela Soledad Plazas y del fiscal de turno. La carátula inicial es clara y contundente:
“Tentativa de homicidio, atentado y resistencia contra la autoridad, lesiones e infracción al artículo 194 del Código Penal”.
El autor del ataque fue identificado como chofer habitual del CIC de Campo del Cielo, lo que agrava aún más la situación: un recurso estatal fue convertido en arma para atacar al Estado.
¿Hasta cuándo se va a mirar para otro lado?
No se trata de criminalizar la protesta, pero sí de marcar límites. El derecho a manifestarse no incluye el derecho a matar ni a embestir a servidores públicos. Lo que ocurrió en Campo del Cielo es un punto de inflexión: o se respeta la autoridad de la ley, o se entrega el orden público a la violencia y la impunidad.
Los policías no son descartables. Tienen nombre, familia, vocación y derechos.
Hoy hay dos efectivos luchando por su vida, y un Estado que, una vez más, mira para otro lado.
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