La gala, el silencio y la doble vara: ¿cuánto nos costó que Milei honre a una policía extranjera?
Por Alberto Martínez (*)
Mientras la Policía argentina sigue ignorada, Javier Milei viajó a EE.UU. en el avión presidencial, participó de una gala privada y, según versiones, donó el 76% de sus ahorros declarados a fuerzas extranjeras. No hubo decreto, ni agenda oficial, ni rendición de cuentas.
Un viaje con muchas sombras
El 3 de abril de 2025, el presidente Javier Milei participó en la «American Patriots Gala» en Mar-a-Lago, Florida. Fue un viaje relámpago, sin agenda diplomática, sin comunicación oficial, y realizado con el avión presidencial ARG01, cuyo costo operativo ronda los USD 90.000 por tramo.
El evento fue organizado por las fundaciones We Fund the Blue y Make America Clean Again, sin vínculo institucional alguno con la República Argentina. Y sin embargo, Milei estuvo allí, en calidad de «invitado de honor», premiado por su defensa de los valores libertarios.
La supuesta donación y los números que no cierran
Según versiones periodísticas que circulan desde entonces, Milei habría donado USD 50.000 a la organización anfitriona. Ni él ni el Gobierno lo desmintieron. Tampoco lo confirmaron. Lo dejaron correr.
Pero hay un detalle que lo hace más que simbólico: en su última declaración jurada, Milei registró una caja de ahorro con USD 65.522. Si la donación existió, representó el 76% de su ahorro declarado.
¿Se donó realmente? ¿Fue en efectivo? ¿Fue simbólico? ¿Salieron los fondos de una cuenta no declarada? ¿Hay registros fiscales? Nadie responde.
Pero para los nuestros, ni una palabra
La ausencia de gestos hacia las fuerzas de seguridad argentinas contrasta con la pompa y la generosidad desplegada en suelo estadounidense. Milei no ha otorgado mejoras salariales suficientes, no ha propuesto bonos, no ha reconocido derechos sindicales, ni ha promovido una agenda de dignificación laboral.
«Milei honra a los policías de otro país mientras deja en el abandono a quienes arriesgan la vida en las calles argentinas.»
La noche de la gala, el gran ausente y el costo del silencio
Donald Trump, supuesto anfitrión de la gala, no participó. Según su agenda oficial, ese día estuvo en una cena de la gira de golf LIV y llegó a Mar-a-Lago después de las 22:00, cuando el evento ya había concluido. No hubo saludo, ni foto, ni reunión.
Tampoco se informó dónde se alojó Milei. Mar-a-Lago es un club privado: requiere membresía de USD 200.000 y no permite reservas al público general.
¿Se hospedó dentro? ¿Fue invitado? ¿Hubo gastos oficiales? Nadie sabe. Nadie dice.
Lo que dice la ley (y lo que no hizo el Gobierno)
La Ley N.º 25.188 de Ética Pública obliga a todo funcionario a:
- Actuar con austeridad.
- Justificar el uso de recursos del Estado.
- Rendir cuentas.
El viaje no tuvo decreto, no hubo delegación de funciones, no fue informado a la Cancillería. Se usó un medio estatal para una actividad privada, sin que se haya demostrado el interés nacional de la acción.
«El presidente no está por encima de la ley, aunque muchos actúen como si lo estuviera.»
Preguntas sin responder
- ¿Se formalizó la donación?
- ¿Salieron fondos del Estado o del patrimonio personal?
- ¿Se rindió el gasto del vuelo y la comitiva?
- ¿Se registró alguna actividad institucional en EE.UU.?
Ninguna de estas preguntas ha tenido respuesta.
Reacciones posibles y pasos que se podrían seguir
- Solicitudes de acceso a la información: ciudadanos o legisladores podrían requerir detalles sobre el viaje, los fondos y la agenda.
- Denuncias ante la Oficina Anticorrupción o la SIGEN: por presunto uso indebido de recursos.
- Pedido de informes al Poder Ejecutivo: desde el Congreso o desde sectores del periodismo independiente.
La república no se defiende con shows
La república no se protege desde mansiones en Palm Beach ni con aplausos importados. Se construye desde el respeto a la ley, el compromiso con lo propio y la rendición de cuentas.
«No hay soberanía si el Estado ignora a quienes lo sostienen y rinde honores ajenos mientras abandona a su pueblo.»
Si el presidente no da explicaciones, el periodismo y la ciudadanía deben exigirlas. Y hacerlo con firmeza. Quien conduce debe hacerlo con el ejemplo.
¡Quien quiera oir que oiga!
(*) Licenciado en Seguridad Pública y Ciudadana por la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAUS), ex oficial de la Policía de la Provincia de Santa Fe, dirigente gremial policial y periodista.