La presidenta de la Mesa Nacional contra la Violencia Institucional en FF.SS, Adriana Rearte, acompañó a la víctima en su largo camino hacia la justicia. (Imágen Adriana Rearte)
La Cámara Novena del Crimen de Córdoba condenó al exjefe de la Departamental Punilla, Gabriel Alejo Muñiz, a cuatro años y tres meses de prisión efectiva por el delito de abuso sexual simple agravado reiterado en perjuicio de una subalterna.
El fallo llega después de catorce años de impunidad, durante los cuales la víctima, una cabo de la Policía de Córdoba, sufrió acoso, hostigamiento y el encubrimiento de su agresor por parte de sectores de la Justicia y de la propia fuerza.
En su lucha, no estuvo sola. Desde la Mesa Nacional contra la Violencia Institucional en Fuerzas de Seguridad, la presidenta Adriana Rearte acompañó a la denunciante y fue una pieza clave en el proceso que permitió que la causa avanzara pese a las trabas impuestas por el poder.
La voz de la resistencia dentro de la fuerza
Uno de los hechos más significativos en este caso fue el rol de un jefe policial íntegro y comprometido con la verdad. Mario Martín, superior de la víctima, fue testigo del hostigamiento que sufría la cabo y, cuando finalmente fue abusada en un descampado de Villa Carlos Paz, no dudó en apoyarla en la denuncia.
Este acto de solidaridad le costó caro: Muñiz utilizó su posición para perseguirlo, maltratarlo y hostigarlo, demostrando cómo el abuso de poder y la impunidad pueden operar dentro de la fuerza.
El rol de la Mesa Nacional contra la Violencia Institucional
El acompañamiento de Adriana Rearte y su equipo fue fundamental para que la causa no quedara archivada y para que la víctima no fuera silenciada.
Desde la Mesa Nacional contra la Violencia Institucional en Fuerzas de Seguridad, un organismo que trabaja en la defensa de los derechos humanos dentro de las fuerzas, se visibilizó el caso y se exigió justicia, logrando que se rompiera el pacto de impunidad que rodeaba a Muñiz.
“La víctima enfrentó una estructura que la quería callar, pero su lucha y el respaldo de quienes la apoyamos hicieron posible esta condena”, sostuvo Rearte tras conocerse la sentencia.
Un mensaje para la fuerza: no más silencio ante los abusos
El fallo no solo representa un acto de justicia para la víctima, sino que sienta un precedente para todos los trabajadores policiales y penitenciarios que sufren abusos de poder dentro de la institución.
📢 El debate sigue abierto: ¿cómo garantizar que las víctimas dentro de las fuerzas tengan acceso real a la justicia sin temor a represalias?
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